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...el Lago de las Aguas Brillantes era azul - azul - azul; no el azul cambiante de la primavera, ni el azul pálido del verano, sino un azul claro, firme, sereno, como si el agua hubiera superado todos los modos y tiempos de la emoción y se hubiera asentado en una tranquilidad no interrumpida por sueños volubles.