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No se trata tanto de palabras, sino de mi mente en blanco y pensamientos que se extienden hacia arriba, hacia arriba, deseando poder trepar por el techo y las estrellas hasta encontrar a Dios, ver a Dios de verdad, y saber de una vez por todas que todo lo que he creído toda mi vida es cierto y real. O, ni siquiera todo. Ni siquiera la mitad. Sólo la parte de alguien o algo más grande que nosotros que no nos pierde la pista. Quiero creer las historias, que realmente hay alguien que buscaría por toda la ladera de la montaña sólo para encontrar esa cosa perdida que ama, y traerla a casa.