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  • Bien, querida -dijo el senor Bennet, cuando Elizabeth hubo leido la nota en voz alta-, si tu hija sufriera un peligroso ataque de enfermedad... si muriera, seria un consuelo saber que todo fue en pos del senor Bingley y bajo tus ordenes.

    Jane Austen (1853). “Pride and Prejudice”, p.26