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  • Durante dos horas había sentido que me estiraba cada vez más, como una goma elástica tensada hasta el punto de romperse. Y ahora podía sentir cómo la parte más pequeña y débil de mí misma empezaba a deshilacharse, pequeños trozos que cedían antes de la gran rotura.

    Sarah Dessen (2004). “Dreamland”, p.212, Penguin