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  • Qué cosas tan solitarias y perdidas encuentras en tu camino. Sería más fácil, si fueras el único perdido. Pero los niños perdidos siempre se encuentran, en la oscuridad, en el frío. Es como si estuvieran magnetizados y sólo pudieran atraer a sus semejantes. Cómo me gustaría guiarte hacia amigos valientes e incondicionales que te protegieran y jugaran a los dados y te enseñaran canciones deliciosas que no tuvieran finales tristes. Si tan sólo dejaras las jaulas cerradas y te alejaras de los Wyverns no amados, podrías permanecer Sin Corazón.

    Catherynne M. Valente (2014). “The Fairyland Series”, p.124, Macmillan