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El lugar ha cambiado ahora, y muchas caras conocidas se han ido, pero el mayor cambio soy yo mismo. Entonces era un niño, no tenía ni idea de cómo sería el mundo. Deseaba confiarme a las aguas y al mar. Todo era romántico en mi imaginación. Los bosques estaban poblados por la misteriosa buena gente. Los lores y las damas del siglo pasado paseaban conmigo por los senderos cubiertos de maleza, y recogían las flores de antaño entre los setos de boj y de rosas del jardín.