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Un bate de béisbol no podría haberme golpeado más fuerte que esa sonrisa. Tenía dieciséis años. En ese tiempo, ¿cuántos miles de sonrisas me habían dirigido? entonces, ¿por qué sentía ésta como la primera?
Un bate de béisbol no podría haberme golpeado más fuerte que esa sonrisa. Tenía dieciséis años. En ese tiempo, ¿cuántos miles de sonrisas me habían dirigido? entonces, ¿por qué sentía ésta como la primera?