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En todos los casos posibles, San Pablo rogaba a los cristianos que se contuvieran para contener sus anhelos carnales de vivir vidas solitarias y sin sexo en la tierra como en el cielo. "Pero si no pueden contenerse" Pablo finalmente concedió entonces "que se casen porque es mejor casarse que arder". Tal vez sea la aprobación más a regañadientes del matrimonio en la historia de la humanidad.