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Intenté imaginar cómo podían empeorar las cosas. Los dioses estaban en el Medio Oeste luchando contra un enorme monstruo que casi los había derrotado una vez. Poseidón estaba sitiado y perdiendo una guerra contra el Titán del mar Oceanus. Kronos todavía estaba por ahí en alguna parte. El Olimpo estaba virtualmente indefenso. Los semidioses del Campamento Media Sangre estábamos solos con un espía entre nosotros. Ah, y según la antigua profecía, yo iba a morir cuando cumpliera dieciséis años, que casualmente era dentro de cinco días, justo cuando se suponía que Tifón iba a golpear New York. Casi lo olvido.