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  • Clarividente, Hornblower podía prever que dentro de un año el mundo apenas recordaría el incidente. En veinte años, estaría totalmente olvidado. Sin embargo, aquellos cadáveres sin cabeza allá en Muzillac, aquellos casacas rojas destrozados, aquellos franceses atrapados por la ráfaga de proyectiles de cuatro libras, estaban tan muertos como si hubiera sido un día en el que la historia hubiera cambiado.