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Las grandes cosas se logran a través de cosas simples y pequeñas. Al igual que las pequeñas motas de oro que se acumulan con el tiempo en un gran tesoro, nuestros pequeños y simples actos de bondad y servicio se acumularán en una vida llena de amor por el Padre Celestial, la devoción a la obra del Señor Jesucristo, y un sentido de paz y alegría cada vez que llegamos a los demás.