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Aprender a ver: acostumbrar el ojo a la calma, a la paciencia y a permitir que las cosas se le presenten; aplazar el juicio y adquirir el hábito de enfocar y comprender un caso individual desde todos los ángulos. Esta es la primera escuela preparatoria de la intelectualidad. No hay que responder inmediatamente a un estímulo; hay que adquirir el dominio de los instintos que obstruyen y aíslan.