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  • Por las uñas de un hombre, por la manga de su abrigo, por sus botas, por las rodillas de sus pantalones, por las callosidades de sus dedos índice y pulgar, por su expresión, por el puño de su camisa - Por cada una de estas cosas se revela claramente la vocación de un hombre. Es casi inconcebible que todo esto no ilumine al investigador competente en ningún caso. Ya sabéis que un prestidigitador no tiene crédito cuando ha explicado su truco; y si os muestro demasiado de mi método de trabajo, llegaréis a la conclusión de que, después de todo, soy un individuo muy ordinario.