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Lo vio el primer día a bordo, y entonces se le hundió el corazón en los zapatos al darse cuenta por fin de lo mucho que lo deseaba. No importaba su pasado, ni lo que hubiera hecho. Lo cual no quería decir que alguna vez se lo hiciera saber, sino sólo que él la conmovía químicamente más que nadie que hubiera conocido, que todos los demás hombres parecían pálidos a su lado.