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  • Probablemente no hay nada en la naturaleza humana que resuene más con las cargas que el flujo de energía entre dos cuerpos biológicamente iguales, uno de los cuales ha permanecido en la dicha amniótica dentro del otro, uno de los cuales ha trabajado para dar a luz al otro. Aquí están los materiales para la mutualidad más profunda y el distanciamiento más doloroso.