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Te ganas a la gente como te ganas a un perro. Ves a un perro que pasa por la calle con un hueso viejo en la boca. No le quitas el hueso y le dices que no es bueno para él. Te gruñirá. Es lo único que tiene. Pero si le pones delante una chuleta de cordero bien gorda, soltará el hueso y cogerá la chuleta, moviendo el rabo al compás de la banda. Y tienes un amigo. En lugar de ir por ahí agarrando huesos de la gente... ...voy a tirarles unas chuletas de cordero. Algo con carne de verdad y vida. Voy a hablarles de Nuevos Comienzos.