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Tengo que saberlo" "¿Qué? ¿Qué tienes que saber?" "A qué sabes". Otro paso. ¿Qué pasa cuando lo sabes?", ronroneó. "Dejo de preguntarme. Dejo de soñar contigo cada noche, de pensar en ti cada minuto de cada día". Otro paso más. "Creo que tú también te lo preguntas. Creo que sueñas conmigo y te lo preguntas. Te odias por ello. Me odias por ello, pero no puedes parar.