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  • No le gustaban los adultos que le hablaban con desprecio, sino los que seguían hablando a su manera, dejándole que saltara a su paso, adivinando significados, aferrándose a palabras conocidas y riéndose de chistes complicados cuando surgían de repente. Tenía entonces el regocijo de la marsopa, surcando y saltando mares extraños.

    T. H. White (2011). “The Once and Future King”, p.39, Penguin