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La gente verdaderamente sociable nunca dejaba de sorprenderle. Sus cerebros parecían generar un fondo inagotable de cosas que decir, naturalmente, sin esfuerzo, de la nada.
La gente verdaderamente sociable nunca dejaba de sorprenderle. Sus cerebros parecían generar un fondo inagotable de cosas que decir, naturalmente, sin esfuerzo, de la nada.