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Me inclino a reservarme todo juicio, hábito que me ha abierto a muchas naturalezas curiosas y me ha hecho víctima de no pocos aburridos veteranos. La mente anormal se apresura a detectar y apegarse a esta cualidad cuando aparece en una persona normal, y así sucedió que en la universidad se me acusó injustamente de ser político, porque estaba al tanto de las penas secretas de hombres salvajes y desconocidos.