-
La oración cambia cosas, todo tipo de cosas. Pero lo más importante es que nos cambia a nosotros. A medida que nos comprometemos más profundamente en esta comunión con Dios y llegamos a conocer más íntimamente a Aquel con quien hablamos, ese conocimiento creciente de Dios nos revela con mayor claridad quiénes somos y nuestra necesidad de cambiar en conformidad con Él. La oración nos cambia profundamente.