-
Tiene que haber un momento en el que esa ardilla bebé [voladora] mire desde el extremo de una rama al árbol situado a dos metros y se lo piense dos veces antes de dar el salto. Enamorarse no es diferente; es el momento en que cerramos los ojos y desechamos todo lo que parece razonable y esperamos en Dios que haya alguien o algo esperando para atraparnos al otro lado.