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Debe ser porque eres muy accesible", digo rotundamente. "Ya sabes, como una cama de clavos". Me mira fijamente y yo no aparto la mirada. No es un perro, pero se aplican las mismas reglas. Apartar la mirada es sumisión. Mirarle a los ojos es un desafío. Es mi elección. El calor me sube a las mejillas. ¿Qué pasará cuando se rompa esta tensión? Pero él sólo dice: "Cuidado, Tris.