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  • Le dije que se callara y se puso más ruidosa. Le dije que se quedara atrás, y me empujó hacia la línea de fuego. Le dije que vigilara a nuestros perseguidores, y se quedó colgada de mi hombro. Abra la puerta para escuchar, y ella quería arrastrarme de nuevo en el interior. Ah. El comienzo de una hermosa amistad.

    Kelley Armstrong (2009). “The Awakening”, p.71, Penguin Group