-
Pero el rostro sobre la almohada, sonrosado a la luz del fuego, es sin duda el de Clarice Starling, y duerme profundamente, dulcemente, en el silencio de los corderos.
Pero el rostro sobre la almohada, sonrosado a la luz del fuego, es sin duda el de Clarice Starling, y duerme profundamente, dulcemente, en el silencio de los corderos.