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Si un hombre está vivo, siempre existe el peligro de que muera, aunque hay que admitir que el peligro es menor en la medida en que, para empezar, está vivo y muerto. Un hombre corre tantos riesgos como corre.
Si un hombre está vivo, siempre existe el peligro de que muera, aunque hay que admitir que el peligro es menor en la medida en que, para empezar, está vivo y muerto. Un hombre corre tantos riesgos como corre.