-
No cohabites. No forniques. No mires pornografía. No crees un estándar de belleza. Haz que tu cónyuge sea tu estándar de belleza. Este es uno de los grandes efectos devastadores de la pornografía: deseas a las personas y comparas a tu cónyuge con ellas. Es imposible estar satisfecho en tu matrimonio si no tienes un estandar que sea biblico; ese estandar es siempre tu conyuge.