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  • A Walter nunca le habían gustado los gatos. Le habían parecido los sociópatas del mundo de las mascotas, una especie domesticada como un mal necesario para el control de los roedores y posteriormente fetichizada como los países infelices fetichizan a sus militares, saludando los uniformes de los asesinos mientras los dueños de gatos acarician el hermoso pelaje de sus animales y perdonan sus garras y colmillos. Nunca había visto nada en la cara de un gato que no fuera simpática incuriosidad e interés propio; sólo había que provocar a uno con un juguete para ver dónde estaba su verdadero corazón... los gatos lo único que hacían era utilizar a la gente...

    Jonathan Franzen (2010). “Freedom: A Novel”, p.548, Farrar, Straus and Giroux