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No hay nada tan atractivo como una pizarra en blanco. Coge a un hombre atractivo, ponle una gruesa capa de ensueño, y voilá, el hombre perfecto. Sin ningún parecido con la realidad.
No hay nada tan atractivo como una pizarra en blanco. Coge a un hombre atractivo, ponle una gruesa capa de ensueño, y voilá, el hombre perfecto. Sin ningún parecido con la realidad.