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Phillip miró a Eloise. "¿Quizá convenga presentarse?" "Oh", dijo Eloise, tragando saliva. "Sí, por supuesto. Estos son mis hermanos". "Ya me había dado cuenta", dijo él, con la voz tan seca como el polvo. Ella le lanzó una mirada de disculpa, lo cual, pensó Phillip, era realmente lo menos que podía hacer después de haber estado a punto de conseguir que lo torturaran y mataran, y luego se volvió hacia sus hermanos e hizo señas a cada uno por turno, diciendo: "Anthony, Benedict, Colin, Gregory. Estos tres -añadió, señalando a A, B y C- son mis mayores. Éste -señaló a Gregory con un gesto desdeñoso- es un niño.