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hace unos días había estado dando vueltas con un trozo de seda negra atado a los ojos. Syrio le estaba enseñando a ver con las orejas, la nariz y la piel. Antes de eso, la había puesto a hacer giros y volteretas. "Arya, ¿estás segura de que quieres persistir en esto?" Ella asintió. "Mañana vamos a cazar gatos". "Gatos". Ned suspiró.