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  • Me hace más feliz, más seguro, pensar que no tengo que planear y manejar todo por mí mismo, que sólo soy una espada afilada para golpear a las fuerzas impuras, una espada encantada para partirlas y dispersarlas. Haz, Señor, que no me rompa al golpear. No permitas que caiga de tu mano.