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  • Cuanto más lo pensaba Lord Maccon, más le gustaba la idea. Ciertamente, su imaginación estaba llena de imágenes de lo que él y Alexia podrían hacer juntos una vez que la tuviera en casa debidamente casada, pero ahora esas lujuriosas imágenes se mezclaban con otras: despertarse junto a ella, verla al otro lado de la mesa del comedor, discutir de ciencia y política, contar con su consejo en puntos de controversia de la manada y dificultades del BUR. Sin duda le sería útil en las disputas verbales y las maquinaciones sociales, siempre que estuviera de su lado.