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Vamos, pues -respondió alegremente el sobrino-. "¿Qué derecho tienes a estar triste? ¿Qué razón tienes para estar malhumorado? Eres suficientemente rico.
Vamos, pues -respondió alegremente el sobrino-. "¿Qué derecho tienes a estar triste? ¿Qué razón tienes para estar malhumorado? Eres suficientemente rico.