Autores:
  • Él gruñó y se removió, retirándose de ella. Sólo tuvo un momento para desilusionarse y entonces él la puso boca arriba y se levantó sobre ella, poderoso y masculino. Le separó las piernas con las rodillas y volvió a penetrarla con fuerza y calor. Ella jadeó ante la rápida invasión, la hermosa sensación, y entonces su cara estaba junto a la de él, con sus grandes palmas acunando sus mejillas. "Lo que quiero", le dijo, "es a ti. Nada más.