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  • Lo que todos los anuncios y las prostitutas parecían insinuar era que si cuidabas como es debido de tus olores, tu pelo, tus tetas, tus pestañas, tus axilas, tu entrepierna, tus estrellas, tus cicatrices, tu elección de whisky en los bares... conocerías a un hermoso hombre poderoso, potente y rico que satisfaría todos tus anhelos, llenaría todos tus agujeros, haría que tu corazón diera un vuelco (o se parara), te empañaría y te llevaría volando a la luna (preferiblemente en alas de gasa), donde vivirías totalmente satisfecha para siempre.