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  • Estaba demasiado cansado para pensar. Simplemente sentía la ciudad como una irrealidad única. ¿Qué era? Lo sabía... la imagen de la luna de una ciudad. Estas calles con sus casas no existían, no eran más que una proyección ridícula de la suntuosa personalidad de la luna. Era una ciudad de mentira, creada por el hipnotismo de la noche lunar. -- Sin embargo, cuando examinaba la luna, ella también no parecía más que una pintura de una luna y el cielo en el que vivía un frágil eco de color. Si soplaba con fuerza, todo el tímido mecanismo se derrumbaría suavemente con un ruido sordo y limpio. No debo hacerlo, o lo perderé todo.

    E.E. Cummings (2015). “The Enormous Room”, p.46, Xist Publishing