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La obra de un hombre no es más que ese lento caminar para redescubrir, a través de los rodeos del arte, esas dos o tres grandes y sencillas imágenes ante cuya presencia se abrió por primera vez su corazón.
La obra de un hombre no es más que ese lento caminar para redescubrir, a través de los rodeos del arte, esas dos o tres grandes y sencillas imágenes ante cuya presencia se abrió por primera vez su corazón.