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Las horribles secuelas psíquicas que todos habían sufrido tanto en la dependencia activa de la marihuana como en la desintoxicación: el aislamiento social, la lasitud ansiosa y la hiperconciencia que reforzaba el aislamiento y la ansiedad, la creciente abstracción emocional, la pobreza afectiva y la catalepsia emocional total, el análisis obsesivo y, finalmente, la inmovilidad paralítica que resulta del análisis obsesivo de todas las implicaciones posibles tanto de levantarse del sofá como de no hacerlo.