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Por eso me gustaban tanto los grupos de apoyo: si la gente pensaba que te estabas muriendo, te prestaban toda su atención. Si podía ser la última vez que te veían, te veían de verdad. Todo lo demás relacionado con el saldo de su chequera, las canciones de la radio y el pelo desordenado se iba por la ventana. Tienes toda su atención. La gente escuchaba en lugar de esperar su turno para hablar. Y cuando hablaban, no se limitaban a contarte una historia. Cuando los dos hablabais, estabais construyendo algo, y después los dos erais diferentes.