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El mundo nunca está quieto, incluso su silencio resuena eternamente con las mismas notas, en vibraciones que escapan a nuestros oídos. En cuanto a las que percibimos, nos transportan sonidos, a veces un acorde, nunca una melodía.
El mundo nunca está quieto, incluso su silencio resuena eternamente con las mismas notas, en vibraciones que escapan a nuestros oídos. En cuanto a las que percibimos, nos transportan sonidos, a veces un acorde, nunca una melodía.