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  • Y es inquietante pensar que ni siquiera el pasado está acabado, incluso que sigue cambiando, como si en realidad sólo hubiera un tiempo, para todo, un tiempo para cada propósito bajo el cielo. Un solo segundo, un solo paisaje, en el que lo que sucede activa y desactiva lo que ya ha sucedido en interminables reacciones en cadena, como los procesos que tienen lugar en el cerebro, tal vez, donde las células florecen y mueren de repente, todo según la forma en que soplan los vientos de la conciencia.