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No te entregues, pues, al fuego, no sea que te invierta, te mate, como a mí me hizo por un tiempo. Hay una sabiduría que es desdicha; pero hay una desdicha que es locura.
No te entregues, pues, al fuego, no sea que te invierta, te mate, como a mí me hizo por un tiempo. Hay una sabiduría que es desdicha; pero hay una desdicha que es locura.