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Supongamos que el espejo se rompe, la imagen desaparece y la figura romántica con el verde de las profundidades del bosque a su alrededor ya no está allí, sino sólo esa cáscara de una persona que es vista por otras personas - ¡en qué mundo sin aire, superficial, calvo y prominente se convierte! Un mundo en el que no se puede vivir. Cuando nos miramos en los omnibuses y en el metro, nos miramos en el espejo que explica la vaguedad, el brillo vidrioso de nuestros ojos.