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El optimista que hay en mí quiere creer que la sexualidad acabará siendo como escribir a mano: no hay una forma correcta y otra incorrecta de hacerlo. Todos estamos conectados de forma diferente. También vale la pena señalar que, cuando conoces a alguien, nunca te molestas en preguntarle si es diestro o zurdo. Al fin y al cabo, ¿le importa a alguien más que a la persona que sostiene el bolígrafo?