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Era como esa clase del colegio en la que el profesor habla de la Realización, de cómo uno puede darse cuenta de algo grande en una cosa corriente. El ejemplo que dio -y el mentiroso dijo que había sucedido de verdad- fue que una vez, mientras bebía zumo de naranja, se había dado cuenta de que algún día moriría. Se preguntaba si nosotros, sus alumnos, habíamos tenido "realizaciones" similares. ¿Está de broma? pensé. Una vez cobré un cheque y me di cuenta de que no era suficiente. Una vez me intoxiqué y me di cuenta de que estaba atrapado en mi cuerpo.