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Cuando las noticias que no quieres oír se ciernen ante ti como el Everest, pueden ocurrir dos cosas. La tragedia puede atravesarte como una espada, o puede convertirse en tu columna vertebral. O te derrumbas y sollozas, o dices: 'Bien. ¿Y ahora qué?
Cuando las noticias que no quieres oír se ciernen ante ti como el Everest, pueden ocurrir dos cosas. La tragedia puede atravesarte como una espada, o puede convertirse en tu columna vertebral. O te derrumbas y sollozas, o dices: 'Bien. ¿Y ahora qué?