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Creí que mi viaje había llegado a su fin en el último límite de mis fuerzas, que el camino ante mí se había cerrado, que las provisiones se habían agotado, y que había llegado el momento de refugiarme en una silenciosa oscuridad, pero descubro que tu voluntad no conoce fin en mí, y cuando las viejas palabras se extinguen en la lengua, nuevas melodías brotan del corazón, y donde se pierden las viejas huellas, se revela un nuevo país con sus maravillas.