Es un beso que, una vez comenzado, nunca termina realmente. Interrumpido, sí. En pausa, ciertamente. Pero a partir de ese momento, Vera ve toda su vida como si estuviera a un suspiro de volver a besarle. En esa noche en el parque, comienzan la delicada tarea de unir sus almas, creando un todo que comprende sus mitades separadas.