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Cuarenta y dos años después del asesinato del Dr. King, seguimos siendo una nación desigual. Las personas de color, las mujeres, los gays, las lesbianas y otros siguen siendo tratados como ciudadanos de segunda clase. Sí, las cosas han cambiado, pero aún no hemos conseguido la igualdad entre todos los seres humanos. Y los animales no humanos siguen siendo bienes muebles sin ningún valor inherente.